.......EL DEPORTE EN ROMA......

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Durante la época imperial, Roma fue la ciudad más poblada y espléndida del mundo. En Roma tenía lugar una animada vida social y comercial. Su prosperidad económica y el hecho de ser la capital política se conjugaron para que su planta urbana se llenara de bellas estatuas imponentes edificios, y arcos y columnas conmemorativas de los triunfos militares.

miércoles, 19 de mayo de 2010

9. LAS CARRERAS DE CARROS. EL CIRCO ROMANO.



En la antigua Roma, el lugar más importante donde se celebraban las carreras de caballos era el Circo Máximo. Uno de los extremos de la pista era más abierto que el otro, en ese extremo es donde los carros hacían cola para comenzar la carrera. Los romanos utilizaban una serie de puertas conocidas como carceres. Los carceres estaban levantados en el extremo anguloso de la pista y los carros se colocaban dentro de las puertas, que se abrían por un resorte.

Una vez iniciada la carrera, los carros podían adelantarse entre sí para intentar provocar que sus oponentes se estrellaran contra los spinae. Los spinae tenían "huevos" parecidos a los "delfines " de las carreras griegas, que se dejaban caer en un canal de agua que corría a lo largo de la cima de los spinae simbolizando el número de vueltas que quedaban.

Una carrera de carros comprendía siete giros y un giro completo era de 769 m, así que, después de los siete giros finalizaba la carrera. En el circo, se celebraban, además, otras carreras de caballos, en las que los jinetes, imitando a los númidas, saltaban de un caballo a otro en plena carrera o se sostenían en pie sobre los caballos. Los aurigas con frecuencia, también se tendían sobre un caballo al galope o saltaban de una cuadriga a otra.

LA CARRERA

El magistrado que presidía la carrera de carros daba la señal de comenzar el espectáculo con un paño blanco llamado mappa. Entonces, los carros salían del box de partida. Había carreras con tiros de dos caballos (bigas) y de cuatro (cuadrigas); las más frecuentes eran las de cuatro. En cada carrera solían enfrentarse cuatro aurigas, uno por cada uno de los colores, sorteándose previamente el lugar de salida. Los carros, muy pequeños y ligeros, eran de madera, de dos ruedas, y estaban tirados, generalmente, por cuadrigas de caballos y por bigas. Los caballos iban atados por cuerdas y los dos laterales llevaban el peso de la carrera. El situado en el lado izquierdo, era el más importante, pues de su habilidad al dar la vuelta, lo más posible a la meta dependía, en gran parte, el éxito de la carrera y de que el carro evitase volcar (naufragium), lo que podía perjudicar a otros carros, ocasionando frecuentemente accidentes mortales.

Los aurigas
vestían una túnica ligera, del color de la escudería, protegían la cabeza con un casco de metal y las piernas con vendas. Conducían con las riendas rodeándoles el pecho y en la mano derecha llevaban la fusta y las riendas en la izquierda, lo que permitía que, en caso de volcar la cuadriga, el auriga, con un puñal, podía cortar las riendas con facilidad.

LA ORGANIZACIÓN DE LAS CARRERAS Y LAS FACCIONES
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Unas compañías privadas, que estaban en manos de los caballeros, se encargaban de organizar las carreras de caballos. Además proporcionaban los caballos, las aurigas y los carros. Disponían, también, de un local propio dotado de escuderías y de todos los servicios necesarios para estas competiciones: veterinarios para tratar a los caballos, médicos para curar a los aurigas enfermos, sastres, zapateros,...

Las facciones
eran un negocio, por eso se encontraban en manos de los caballeros, que constituían la verdadera clase dedicada a los negocios en Roma. Durante la República, existieron dos facciones, la blanca y la roja, llamadas así por los colores de las túnicas de los aurigas. En el Imperio se añadieron la verde y la azul y, bajo el gobierno de Domiciano la purpúrea y la áurea, aunque esta dos desaparecieron tras la muerte del emperador. Cada facción podía intervenir en las carreras con una o más cuadrigas.

LOS AURIGAS.

Los aurigas
eran esclavo o pertenecían a los estratos ínfimos de la sociedad; sin embargo, a finales de la República romana, muchos hijos de familias nobles y, ya en época imperial, incluso algunos emperadores fueron aurigas.

Los aurigas
eran muy populares y se volvían arrogantes, maleducados y exigentes, por lo que el Estado se vio obligado a frenar sus demandas. Los poetas celebraban y lloraban su muerte; el pueblo conocía la edad y el lugar de nacimiento de los aurigas de fama, así como el número de sus victorias alcanzadas; y sus nombres se encontraban escritos por todos los sitios.

BIBLIOGRAFÍA

Wikipedia, la enciclopedia.


(Fechas de consultas: 18/5/2010 y 19/5/2010)

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